mercredi, juillet 25, 2018

julio

Es todo culpa del calor, que todo lo empeora menos el mar y la posibilidad de salir en bicicleta a tomar un helado en las noches de verano. Por si no lo notaron los olores son mas fuertes en verano, los desagradables, más desagradables; los que eran invisibles, notorios. Son las partículas de aire expandidas, tienen demasiado calor como para tocarse. Mi problema puntual del calor esta semana son los productos alimenticios. Al no haber terminado la facultad a veces dudo de mis capacidades cognitiva, lógicas, deductivas, profesionales, en fin, no discuto mucho por una leve inseguridad que me invade probablemente por vivir en esta sociedad exitista. Pero hay algo que sé seguro, los productos lácteos hinchados no han de comprarse. Voy al griego de siempre, que me cae bien pero no tanto como él cree, porque habla mucho: en una compra me enteré que era músico y estuvo de gira por Tokio dos días pero su recuerdo es muy confuso por el jet lag mezclado con los recitales. En fin, ahora tiene una tienda pequeña, en un pueblo pequeño, en una pequeña isla del mediterráneo. Voy siempre a comprarle yogur griego, compro los tarros de 1 kilo de a dos unidades, para no tener que ir tan seguido al pueblo. Creo que soy un poco ermitaña. El otro día me da los potes y ya desde que los saca de la heladera veo que están hinchados. Se lo marco, le hablo en argentino y le digo "¿que onda con esto?" me recuerda que adentro esta el sello de aluminio que separa la tapa exterior, que esta hinchado arriba del papel. No lo hace de malo, solo de ignorante. Yo desconfío, no veo razón científica que sea de mi conocimiento para explicar que se hinche el plástico sin el producto lácteo afectado, pero como no soy científica y soy un poco insegura o quizás odio no tener razón, le digo en español de España "vale". Por supuesto esta noche lo abro y hace un sonido de sifón de soda que anuncia claramente el mal estado del producto. Confirmo mi idiotez, yo sabía y no insistí. O quizás me gusta tener razón, tanto que es la recompensa por tener que volver mañana y hacerle probar lo picante que esta el normalmente suave y cremoso yogur. 

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