mardi, octobre 04, 2022

como descansar de uno mismo

 Tengo ganas de hacer de cuenta que no existe internet. Creo que mis días eran menos intensos en ese momento. Pero no estoy segura si es por la internet, la edad o los hijos. O por ir confirmando que esto es todo, que sí, efectivamente todo depende de nosotros y de con quienes nos asociemos. Todo depende de lo que decidamos con este pedazo de carne con electricidad que se llama cerebro. Igual hoy estoy mejor. O estaba, hace unas horas me enojé con él, él no lo sabe, se lo iba a decir, pero decidí que no, que lo mejor que puedo hacer es no aparecer, que no es lo mismo que desaparecer. Siempre fue mi mejor venganza, dejar de sentir o por lo menos que eso crean, bonus: en algún momento me lo creo yo también. Después me enojé con el otro. Empiezo a creer que soy yo y no ellos. Vuelvo a desear no tener internet, que los mensajes de texto se cobren así no abusamos. Planeo mi día productivo, en ningún momento tendría por qué agarrar el teléfono. Lo logro bastante bien, pero me molesta tener que premeditarlo. Corro, me baño, me aceito, me cocino, almuerzo leyendo el guión del acto de fin de año que vamos a hacer para nuestros egresados de preescolar. Me alegro de ya no tener bebés, me acuerdo que a veces no me banco a mis hijos, no tanto a ellos, más bien tener que ser la responsable de ellos, por suerte la culpa dura poco, no es el camino ese, es solo una de las ideas sin filtro que vomita mi cerebro, la carne eléctrica. Estoy yo eléctrica y tranquila al mismo tiempo, no sé como hago pero siempre me logro unir bien en extremos opuestos. Doy un masaje en un rato. Lo pedí ayer, porque hoy no tenía pacientes y me llamo a las dos horas de pedirlo al aire, si hay un rayo de esperanza en este mundo es que todavía puedo hacer magia. 

samedi, mai 07, 2022

volver

 Me prometo hace años volver a escribir, pero no estaba permitiéndomelo. Primero me detuvo la vergüenza, de existir, pensar, sentir y ser percibida. Motivo mas que suficiente para frenar y borrar. Eso dura mucho, sobrepasa el placer de tipear y hacer poesía. No se fue del todo, si debo decir la verdad. Lo siguiente fue el fuego, todo lo que tengo para escribir, me avergüenza que lo lean mis seres queridos, mi marido, mis hijos. La gente que me ve todos los días, no quiero que me vea aquí. Y no me ven, pero de pronto puedo morir y si me extrañan lo pueden encontrar. En fin. Todo se soluciona con abrazar lo que es y soltar, y saber que hay partes que son ficción, aunque se basen en la realidad. Me gusta exagerar. Sentir exageradamente, todo de vida o muerte, pero de a ratos, sino sería demasiado. Estos años mande un par de mails, que redacté dos días en mi cabeza, que disfruté. Lo compartí con pocos. Y me dio lastima, no escribir más. Querer escribir un libro y no escribir ni esto, para este espacio secreto. Lo voy a intentar, aunque en el camino alguien se desilusione, aunque ese alguien sea yo, porque lo más hermoso de la desilusión es que ya no vivimos engañados por ese velo. 

sábado a la mañana

 Es sábado, pero eso a mi reloj biológico no le cambia, amanecemos a las 7 am, como siempre, mi cuerpo y yo. Soy de campo, digo bromeando, o no, cuando alguien se sorprende de lo temprano que me levanto. Bruna se pasó a la noche a mi cama, no lo recordaba pero cuando la veo algun recuerdo de voces en la oscuridad me viene, duermo muy pesado, mi bendición. A su lado está su padre, duermen en la misma posición, los dos boca arriba. Parece una coreografía, un cuadro pintado en 1920, una fotografía de esas que veo en WorldPress pero que si yo mando nunca publican. Son iguales, son hermosos. El silencio abraza la toma y yo deseo que se queden así, por lo menos 3 horas más, los amo, pero duerman siempre más que yo, la mañana es mía. Recorro la casa, los tapo a todos, prendo una vela, admiro mis flores en la mesa, preparo un plato de frutas y delicias. Siempre en algún momento quiero estar sola. No me molesta su existencia, pero duerman un rato más. Váyanse un día o dos o tres. Váyanse una semana. Después vuelvan, que preparo la comida y charlamos. Pero ahora duerman, que quiero estar sola, con mi libro, con mi vida. 

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