samedi, mai 16, 2009

la primera noche

salimos de Pacha matinée, con fiebre de sábado por la noche. era el 2001, y el horiario puber nos comenzaba a quedar chico. los hermanos mayores marcaban otro ritmo. yo no lo sabía, pero ella ya tenía un plan.
Vamos a Puente Mitre.
cara de "¿cómo? si a la una ya tenemos que dar el presente en el cuartel... "
Vos le decís que venís a casa y yo les digo que voy a la tuya, ya es tarde, no van a llamar.
Y eso hicimos, con voces dulces y tono de súplica, los tutores accedieron sin dudarlo, si siempre andábamos juntas, no era sorpresa.
yo estaba muy nerviosa, nunca lo había hecho, la panza se anudaba sabiendo que estaba "libre" hasta las 11 de la mañana.
esa fue la primera vez que fui a bailar a "noche".
no fue tan bueno,
ni tan divertido.
a la media hora nos miramos y asentimos,
hay que buscar una solución porque no son ni las 2 y esto no da más.
sin pensarlo dos veces salimos y nos tomamos un bus hacia el primer plan B que se nos ocurrió:
al village recoleta, la reunión pos-matinée debía estar acabando.
llegamos a tiempo para encontrarnos con Juampi, que se estaba yendo a su casa.
yo tenía algo con él,
que no sabía bien que era
(ni me importaba en lo más mínimo saberlo)
pero implicaba besos y cariño sin compromisos.
le contamos la situación y le pedimos/rogamos/ insistimos que nos haga el aguante.
great success.
las horas de la madrugada las pasamos en su living y su cocina,
sin ruidos molestos,
cosa que los padres no se levanten.
fumamos cigarrillos, charlamos y vi como se hacía café con el filtro-bolsita por primera vez. sentí que aprendía muchas cosas.
nuestra aventura terminó
con Emilia dormida en el sofa,
yo en 2 sillas y Juampi,
él en una silla y acariciándome el pelo.
a las 8.40 nos informó que nos teníamos que ir, padres mañaneros se desperezaban.
le dimos un beso,
cada una,
las dos,
en la boca,
como señal de agradecimiento.
y caminamos por las heras hasta el umbral de una puerta que hizo de banco de plaza,
entre dormidas
hicimos tiempo
hasta las 10 y media de la mañana.
un horario propicio para volver a casa,
inventar una excusa extraña
y desmayarnos hasta las 7 de la tarde.

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