mercredi, janvier 11, 2012

volvimos

El cuerpo entero se entrega, a la comodidad, al hogar, a lo familiar. Todo el interior se relaja, todos los males pasan y uno cae sobre el sofá, feliz y pleno.
Abrazamos a las gatas. Tienen pulgas. Conté 40 picaduras, y dejé de contar. No me molestan, cuando uno experimenta el horror de los puri-puri, una pulga hambrienta no es nada. De cualquier forma ya resolvimos el problema. Ahora cuando les ponemos las pipetas les atamos pañuelos cancheros en el cuello para que no se la chupen. Después de la casi muerte de Josefa por envenenamiento, el día de la pipeta es un día donde me quedo en casa y miro a las gatas.
Llueve y lloverá, trayendo alivio a mis macetas. Hoy tengo que comprarme una agenda, volver a yoga y ver a Keitou. También tengo que arrancar con trabajos y trámites. Si, estoy más grande. Pero no me molesta.
Estoy cómoda.

Archives du blog