mardi, février 19, 2013

Llegan los Incas. Con su olor a ropa no lavada pero húmeda. Con su piel exudando trabajo. Sacan el inodoro del baño, del único baño de la casa. Y yo me veo destinada a hacer pis en la rejilla de la terraza durante el resto del día (hoy tendré que usar paraguas). Así arrancan las mañanas hace casi una semana. El misterio de la mentira sin sentido, ¿por qué nos dicen 3 días si van a tardar 6? Una taza de arroz integral cocido, con 1/4 de leche de almendras, una pera roja en pedacitos, 5 nueces partidas, una cucharada de pasas de uva, un poco de canela y miel. Fuego lento con difusor. Porridge de día de lluvia y un té rojo con granos de café. Al fin llueve, hace 4 días que espero el milagro. Mañana es feriado, hoy bien podría hacer algo, algo más que escribir las obras de teatro y jugar al candy crush. Algo más que meditar e ir al gimnasio. Algo más que trabajar un rato y tirarme con los gatos. O no. La verdad que mis días de verano son ideales. Excepto cuando los Incas me sacan el inodoro. 

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