vendredi, octobre 05, 2007

Hippie

Como a todo hippie lo conocimos en la plaza. Fasito y vino arriba, nos invita a un asado el día siguiente.
A la mañana come de nuestras galletitas y se apodera de nuestro mate con toda la buena onda, decreta llevarlo a pasear mientras hacemos las compras...

Juntamos las provisiones con el dinero de 11 personas, y vamos por la parrilla. El asado es en la montaña. El día está hermoso. Voy yo con él, los otros nos esperan ahí, en el centro.

Como todo hippie por "X" cuelgue la parrilla no está, y ya tenemos todo comprado.

-Usemos mis alambres para pinchar los choris

Como todo hippie, ingenioso, pero no muy bajada a tierra su teoría.
Vamos por los benditos alambres, su cuarto es tal y como tenía que ser: alquilado en una casa de familia, a la cual no tienen acceso los turistas. Tiene un colchón en el piso y unas mesas improvisadas, en la de más atrás: quilombo; mate terminado sin limpiar, dulce de leche abierto y migas. En la de más acá: todo su set de artesanías y cositas en plena acción suspendida. Y unos lentes rotos, arreglados por el mismo. En una pared: un mapa enorme de América Latina.

Salimos a la calle a pedir prestada una parrilla, con sorprendente buena onda la gente del taller de al lado nos presta una, pero no alcanza, es chica. Seguimos pidiendo en nuestro camino al centro, puras negativas. Incertidumbre. Que les vamos a decir a los que nos están esperando con la carne comprada, el vino y las papas.Y nos alcanza una nena corriendo:

- Al final si les va a prestar la parrilla.

Archives du blog