lundi, octobre 22, 2007

Dani Savage

Sentada frente al espejo, recibiendo repetidas veces tironcitos de pelo, se preguntaba como coño llegó a estar ahí...
- ya casi esta ... quedate... quieta...
al rededor: ruido a secadores, muchas voces de mujeres, algún que otro grito histérico, y el aire cargado de nervios
- 5 minutos dice una voz en los parlantes
Ya era el último round de la competencia de peinados, la hermana de su amiga la peinó horrible, más que a una boda parecía que iba a una fiesta de 15 en Aldobonzi. No ganó su peinadora, ni bien terminó el show se fue corriendo a la parada de colectivo con su look glamouroso-conurbanence, la fiesta del año empezaba en 3 horas, y ella era la anfitriona.
Como siempre, ante la larga ausencia paterna, la casa quedaba para los +10. Fiestas, pres y reuniones. Ese sábado era la segunda noche descoque, prometía, y mucho.
Alrededor de las 7 pm, le toca el timbre la vecina, una señora mayor bastante normal, bien de barrio y bien tranquila. Que le había prestado un libro, y se fueron, pero que se lo dejaron en una bolsa...
-si, estoy al tanto, ya se lo alcanzo
Como la vieja le tenía cierto cariño, en un acto de afecto, se lo prestó a ella, que lo lea, que es bueno. Se titulaba "Yo visité Ganímedes", trataba de un ovnis, civilizaciones extraterrestres, demases. Y no solo estaba surayado prolijamente en lapiz sino que tenía anotaciones en los márgenes que decían "OJO"... así estaba ella, sola en el living, vivenciando una de las famosas "cosas locas que te impone dios como castigo por fumar marihuana". El peinado no se deshacía.

FIESTA-FIESTA con todo lo que estas traen.
Benjamín recuerda un chorrito que cae desde el techo a unas plantas plantas, Fatale recuerda sacar a gritos a 8 chicos que corrian por ahí. Ambos aseguran que explotaba la fiesta, la música aturdía y el piso vibraba.
7 am,
la vecina aparece, en su pijama, enojadísima: no solo habían meado su jardín y generado un ruido insoportable sino que también habían tirado la base de una mesa a las vías. Savage recuerda la campana de hierro que hizo su abuelo, la que desapareció en la fiesta anterior; traga saliva pensando en como reemplazar la mesa de ping pong, otra obra del mismo autor.
Y la vecina quería su libro devuelta.

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