jeudi, mai 06, 2010

Bajo la mirada de Buda

- seremos seres iluminados


Mi living es "el centro". Aquí se dictan las clases de yoga. He decidido hacer de mi hogar un lugar sagrado en el que, sin creencias religiosas, se conecte uno con el tao, el todo, lo uno o la paz. Para entrar es necesario descalzarse, para dejar afuera toda la suciedad del mundo, en todos los sentidos (literalmente es el que más entiende la gente: "no queremos que este sucio el piso donde la gente apoya su cabeza").
Tengo una imagen de Buda, en el rincón, adornada con muchas velas, ramas y flores. Me faltan imágenes de Bodhisattva.

Mis costumbre son agradables para los visitantes, o eso quiero creer. Pero resultan un problema ahora que estoy vendiendo mi casa. No, no hago excepciones, no permitiré que nadie pise mi centro. Menos la gente que no conozco, que tienen pinta de que tocó mal.
Y siempre escucho por el pasillo a la chica que muestra mi casa, Florencia (otro día hablamos de Florencia), anticipando las razones por las que no se entrará al centro con zapatos, y luego veo como muestra la "alfombrita" (el pedazo de polar, retazo del 11) para que la gente patine por el ambiente -como las abuelas cuando lustraban el piso en su época- explica.

Ramo se ríe de mi cara de satisfacción ante esta situación, multiplicada al infinito.

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