Desconfíen de todo.
Desconfíen, sobre todo, de quienes pueden beneficiarse a costa de ustedes. Desconfíen del portero, del perro, de sus vecinos viejos, de sus tíos y hasta de sus abuelos. Desconfíen de quien los ama, de quien quiere casarse con ustedes, desconfíen hasta del matrimonio. Desconfíen de los conceptos, de las definiciones, de las palabras, de las promesas, de las verdades y de las mentiras. Desconfíen tambien de sus hermanos y de sus amigos.
No tomen nada por sentado.
Pero no vivan paranoicos, no dejen de casarse y de enamorarse y de entregarse. Sólo desconfíen un poco, como para no entregarlo todo. Como para no entregar toda la confianza, toda la integridad, todas las posibilidades, todas las responsabilidades, toda la vida. Así se quedan con un algo, un algo mínimo para no sorprenderse tanto cuando descubren que "la otra cara" existe y funciona en paralelo en la misma persona.
Pero insisto, no vivan paranoicos, esto no quiere decir que no hay que amar, que no hay que confiar que no hay que ceder, que no hay que entregar.
Esto es solo un pequeño reminder de que en el fondo, estamos solos y realmente no se puede confiar del todo en nadie.
