vendredi, décembre 29, 2006

killing me softly

2006 // 1996
Estudiar metafísica no es apto para todo público.
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Muere uno, mueren dos, mueren tres. Saber que no va a parar jamás. Llamar, avisar, los lamentos. Las horas, direcciones, indicaciones. Todo lo hacemos desde otro tipo de estratosfera.
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Y leo que cuando un ser querido muere uno no sufre por la perdida, sino porque se da cuenta de su propia finitud, algo así como pasar por al lado de la fosa, y saber que hay inevitablemente una esperándonos, diría Rosenzweig. Una propia, privada, que lleva a lo mismo, a lo de todos. En términos lógicos, es como saltar de un trampolín alto: ves como caen todos y salen bien, y eso te calma. Mientras esperas tu turno pensas “todos los que se tiran salen vivos”. Inducción, “a mi no me va a pasar nada, soy un humano igual que ellos, todo bien, no soy diferente, la fuerza de gravedad actúa en todos por igual, no hace excepciones”. Esto de ingresar al agua y esto del retorno a lo uno, fenómenos colectivos. Entonces pensamos “mueren todos, yo también voy a morir”, eso debería calmar la habitual desesperación que producen esas situaciones. Es lo mismo pour touts. Pero al contrario, pareciera exaltarla. “Mueren todos, no no y no! Yo no quiero morir! Es mas, no quiero que se muere nadie!”. La muerte no hace excepciones.
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Caminar por el verde pasto lleno de nombres, ver nombres conocidos, conocidísimos. "Mierda carajo" - es lo primero que sale pensar.
"esta muerto..." - es lo segundo.
"muerto, en serio" -repetir, como si eso ayudara a caer en que verdaderamente esta ocurriendo eso.
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Y leo que no hay porque sentirnos únicos y especiales, si nuestra existencia se reduce a nada.
Ni especial, ni diferente entonces…
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Levanto la cabeza, y efectivamente sigo en el cementerio, veo a la gente que no perdió nada hoy, que bondadosamente acompaña. A la familia, a todos. También están los que lloran, los que fuman, los que no hablan y los que hablan en voz baja. Los que te miran, y peor aún los que te vienen a hablar sin darse cuenta que no oís nada. Solo me gustan los que te abrazan, sentir calor, un poco de vida al lado, hace bien.
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Veo que los filósofos consagrados no saben la respuesta. Solo repiten que no hay que tener miedo a volver a lo mismo de lo que surgimos, si es que surgimos de ahí a donde vamos.
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Miro una vez más la tumba, y ahí se hace verdad. El frío que inhibió el apetito hace horas ahora me recorre hasta la médula. Quizás tocarla... es de mármol... y le agregaron un nombre.
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Un ciclo, lineal en lo particular. Insoportable sinsentido. Vacío de explicación, de contenido, quizás hasta vacío de todo. Las cosas que llega uno a pensar.
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Encima va a llover, como si la vida no fuese de película, caen las primeras gotas. Paraguas por todos lados, paraguas del "Jardín de paz". Que nombre, dior. No se a quien se le ocurren esos nombres. Yo no tengo paraguas, no quiero, igual nunca falta la persona que te lo sostiene de atrás, pero no diferencio quien es. No puedo salir, como tampoco hablar, ni ver. No puedo ver mas nada por hoy.
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Creencias personales: como no hay dolor ni recuerdo de antes del nacimiento, estoy convencida que no hay dolor ni recuerdo de después de la muerte. No hay que temer. No, miedo no.
Solo angustia, ante la soledad.
Lo más universal es la mortalidad, sin embargo me deja ese feeling de abandono tan grande, como sentir que queda uno tan solo allá afuera.
No importa que hay más allá, ni si es más allá o es más acá, o que viene después, porque tampoco creo en el tiempo más que como convención, ¿como decirlo? : Allá afuera, si es que es afuera.
O me quedo con un "después de esta conciencia".
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Floto
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En fin, la verdad es que YO quiero que haya alguien, porque con algo nunca me alcanza.

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