meto las sábana abajo del colchón y con los otros 2 extremos hago la burbuja temporal de aire, donde a mis gatas tanto les gusta estar. pueden quedarse ahí largos ratos. levanto los extremos y las veo, ahí, quietitas. a medida que baja la sábana se van formando las figuras que anuncian mediante mi voz -Hay pupinas aquí abajo. Ayer sin pensarlo me metí yo también, disfruto tanto del ritual de hacer la cama con ellas, que porque no sacarle todo el jugo- y me metí yo también, con ellas, en su mundo sub-sabanal. la luz cambia con los matices verdes, celestes y tierra de las sábanas. el aire tanto tiempo parece eterno, que cuando se agota se va a visibilidad, cae sobre nuestras cabezas un velo, o una sábana. vuelvo hacer el globo, ronronean, y me miran pero también miran el espacio, que es más que nada, aire. y cae, ellas empiezan a bajar la cabeza a medida que la sábana las toca. y yo las imito, espio, levantando lo que hay de velo entre Josefa y yo, y Josefa está ahí, como obnubilada por la simpleza, ronroneando con ojos expectantes, pero tranquila. En paz.
Dentro de 20 días me voy de viaje. y las voy a extrañar.
