vendredi, janvier 19, 2018

adiestrar y amar

Me da mi hijo un sobre con cosas que le hicieron hacer en el cole por el día de la madre. Es para ti mamá, me dice. De un lado hay un típico dibujo de él, miles de puntos con algunas rayas que él normalmente dice son peces, pero donde yo veo estrellas, cometas y constelaciones. Le pregunto si son estrellas, me dice que si, le da igual. Del otro lado hay un algo que parece imitar los primeros hallazgos de ilustraciones de rostros humanos, algo con círculos dentro de círculos y palos que podrían ser cuerpos. Todos con amplio espacio entre ellos. Mi hijo aún no dibuja, ni muestra interés en hacerlo. Solo le interesan los animales y los bichos, sabe más nombres y costumbres de insectos y criaturas marinas que muchos adultos. Pero no dibuja. Viendo otros dibujos similares de los compañeros que van saliendo identifico que efectivamente se trata de una representación humana. Mi hijo de 3 años me informa - eres tu mamá. ¿Los hicieron copiar un humano en palito? Probablemente.  adentro hay unas cositas tiernas, unas manos suyas dibujadas y recortadas en papel con un poema que más o menos me recita riendo. Y un señalador con una foto de él que atrás dice, escrito por él mismo SIMON. Las líneas del nombre no saben a donde van, cuesta pero se lee, veo un gran esfuerzo en ese señalador. Veo un esfuerzo que no consideraba posible conociendo a mi hijo. Y lo abrazo con lágrimas en los ojos. Siento que en la escuela lo obligan a copiar y aprender. A imitar, a cumplir. Mi hijo jamás hubiese elegido hacer esto, mi hijo lo hace porque se lo ordenan y le requiere un esfuerzo inmenso. Pero él está bien, él está feliz. Me pregunto cuando surge el real interés por las cosas, cuando empecé yo a amar la caligrafía y la comunicación mediante palabras. No a los 3 años, eso seguro. Quizás a mi también me lo insertaron. No sé. 

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