¡Si! ¡vos!
Vos, con esa cara eterna de semifusa, que no se te va ni aunque se la intente borrar con espadol.
Si,
tengo mi tupper y mi poncho.
(“título digno de un electro-folklore moderno de esos que suenan en Palermo" diría PU)
Si,
me llevo mi comida loca a la casa de mis amigos,
¿Qué? ¿Por qué?
No lo se, últimamente la teoría es que la culpa es de mi abuelo. Este fanatismo por la comida natural y macrobiótica. Demasiadas mañanas lo vi desayunar cereales con jugo de soja Ades (y natural, ni siquiera con gusto a manzana), y demasiadas veces lo acompañe con un primer plato de vegetales, demasiado me acostumbre al olor a brócoli (“es bueno para combatir los radicales libres” repetía), y demasiadas frutas siempre llenaron la casa, hasta aprendí a pelar el pomelo de forma tal que la cáscara sirva luego de auriculares ( juro que en su momento era muy divertido, ahora solo me deja olor cítrico en el pelo y un look Björk).
anyway... nose que mirás.
