mercredi, septembre 29, 2010

old, fat, weird wedding III

Ω
Llueve.
En la casa del hermano se hace un cocktail íntimo. La casa es en uno de los tantos palermos, por fuera un portón, por dentro linda deco moderna rústica chic antigua. Está perfumada con arreglos florales y poblada por un completo servicio de catering. Pero la lluvia arruinó los planes que había para el jardín, quedan todos recluídos bajo los techos, afuera el sillón blanco se ríe solo sobre el pasto y las velas se apagan por la insistencia de las gotas.
Es la hora de criticar en los rincones. El camarógrafo y yo nos queremos ir, los invitados no quieren dejar mensajes para los novios en el video. Hay que rogar.
Antes de la escena en la que camino bajo una fuerte lluvia, recuerdo a la señora suegra, acercándole a la bebaperfecta la cabeza de su zorro. Para que lo admire desde su inocencia. La beba la toca, sin saber si está vivo o muerto ni que son la vida y la muerte. Es tan espeluznante que no puedo dejar de mirar, horrorizada. Si fuera mi hija ni en pedo dejo que lo toque, enseguida la saco y me alejo de la señora sin excusarme. Pasan unos segundos y me asusto ante la idea de que quizas no estoy escondiendo mi cara de asco. Busco la reacción de los otros. Parece que a todos nos pasaba lo mismo, un cuelgue grupal, un momento de limbo congelado, creado por una vieja y su magia negra.

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