samedi, avril 07, 2012

cuando las amigas escriben por ti, mail de C. a su amor.

Amnesia

Se llama la pepa que tomé ayer con L. y S. en una fiesta funk, en Niceto. Bien puesto el nombre, porque ahora que trato de acordarme es todo un gran blanco. Vamos de a poco entonces.

Estamos afuera, esperando las cintitas para entrar, y decidimos vía mensaje con Ire que nos vamos a tatuar uno de los cuatro elementos cada una: S.el Agua, L. el Aire, I. el Fuego y yo la Tierra. Una buena decisión.


Entramos, arranca a tocar una banda. Vamos a ver desde arriba porque aún no estamos listas para la gente (¿cuándo sí?) Un bajo, azul metalizado, un poco parecido al tuyo, era el único instrumento al frente del escenario. Ahí supe que cualquier cosa que fuera a pasar no iba a ser menos que increíble. No me equivoqué. Amo el funk y no lo sabía! Es bailar jazz, saltando. Saltar y bailar, muertas de risa.


Ok, ya estamos muy arriba, es hora de bajar. Marea de gente, S. al frente, siempre sonriendo. Decidimos que queríamos llegar adelante de todo. Ninguna entendía nada. Llegamos adelante de todo. Ahora sí, pánico y locura sin el pánico. Entramos como en una nube de ritmo, luces y personas que bailan bien y tienen ropa divertida. Entiendo los brillos en la ropa, más brillo más! Y las palabras no me alcanzan.

De repente es mucho, todo demasiado, hay que volver a subir para escapar de la gente. Luces rojas, sillones con formas geométricas, humo y mucho mucho espejo. Pulp Fiction. Viene un fotógrafo, nos saca fotos que espero nunca ver. Da un poco trash pero no deja de ser una aventura, el ácido es un parque de diversiones para las neuronas.

De ahora en más todo se recorta, el tiempo, los sentidos y el sentido. Hielo, música, beat y más baile. Risa, mucha risa, llorar de la risa hasta que me duele la cara. Me voy, me atrapó el sonido y me llevó bien lejos. Las chicas se ríen, las quiero tanto que vuelvo.


Arriba, abajo, arriba, abajo, y así sucedió la noche. Si me preguntan, bungee jumping le ponía de nombre.


Y como siempre -en cualquier estado, momento y lugar- uno debe saber retirarse con altura. Imposible que el destino fuera otro que la terraza de S., y el universo de mantas en el que nos sumergió para ver el amanecer. S. nos cuenta que el mundo es verde y rosa, y nadie lo sabe. Tal vez algún día la escuchen...


Tratar de bajar pero dejarse volar con los pajaritos, polillas, aviones y algún que otro OVNI. Cuántas plantas que tiene S. en la terraza! Y de flores ni hablemos... Bueno, me parece que ya es hora de ir a dormir. Ah no, una vuelta más. Así como de otro mundo llega P., el novio de L., con una pizza para todas. Eso es amor. Pienso en vos, como pensé en toda la noche.


Ahora sí, estoy lista. Será hasta la próxima.

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