lundi, juillet 30, 2012

cosas que pasan en mis días

era un domingo tranquilo, yo salí a pasear, y de paso comprarme algo para tomar en el barrio chino. Encaro para la plaza del bajo Monroe, la cruzo, con los Beatles tocando Magical Mystery Tour en mis oídos, deseando una planta de Agave gigante como las que estoy viendo, sintiendo el suelo bajo mis pies. Entro al parque de las esculturas, el de Monroe y Húsares, justo sale una pareja en bici, no veo al guardia, no lo busco tampoco, no me importa, ya fumé en casa antes de salir, quiero ver las nuevas esculturas, quiero ver al arte doblando al hierro. Estoy disfrutando de mi propia compañía. Me voy hasta el fondo y vuelvo. Habré estado como mucho 6 minutos dando vueltas, no mucho más. Veo la puerta del parque cerrada. Que temprano que es para que cierren, ojalá no hayan cerrado -pienso. A medida que me acerco, el gigante portón parece más cerrado que antes. ¿será posible que no me hayan visto? Tiro y no pasa nada, libero la traba del piso pero aún así no abre. Está cerrado desde afuera con un candado nuevo, grande y brillante. Oh my. Ni lo pienso y ya estoy trepándome a la reja. Me quiero dar cuenta y estoy pasando por el angosto agujero de arriba con mi cartera al hombro y mis auriculares puestos. Y cuando vuelvo a prestar atención a mi respiración, ya había saltado hacia el otro lado, tenía las manos calientes y la adrenalina un poco más arriba de lo normal. Fue una aventura corta y sentí mi reacción como algo muy natural.
Estoy lista para volver a la selva.

Archives du blog